Con la tecnología de Blogger.
RSS

Testigos de Jehova (Ruselismo)

Aunque el origen de la secta, actualmente denominada Testigos de Jehová, está íntimamente unido al Adventismo, hay claras diferencias de orden doctrinal -la principal de ellas relativa a la divinidad de Jesucristo- que exigen su clasificación en casillero distinto, y plenamente dentro del concepto de “secta” que antes hemos dado.
El fundador de los Testigos de Jehová fue Charles Taze Russell (de donde la secta también se denomina Russellismo) que hasta 1879 militó en las filas adventistas. A causa de discrepancias interpretativas Russell abandonó el Adventismo y se entregó a la tarea de organizar un nuevo grupo religioso de acuerdo con su criterio personal. Además de los elementos doctrinales que conservó de su antigua creencia, son muy evidentes las trazas de otras ideologías, especialmente del arrianismo, maniqueísmo, unitarianismo e incluso budismo, sin que ello signifique que Russell bebiera directamente de sus fuentes. De hecho, la doctrina de los Testigos de Jehová ha ido variando desde su fundación, y aunque estos cambios se han explicado como “revelación progresiva” son, en realidad, una muestra del autoritarismo y centralismo que imperan en la secta.
Russell fue hombre de carácter violento, por lo que, con frecuencia, se vio envuelto en pleitos y enfrentamientos con las autoridades- Fue acusado de fraude en una ocasión y, al parecer, empleó métodos poco éticos para inducirá muchos moribundos a que legaran sus bienes a la recién fundada organización. Russell murió en 1916, en el transcurso de uno de sus viajes propagandísticos. De entre sus numerosas obras, tratados, etc. hay que destacar el voluminoso Estudios en las Escrituras que, al decir del propio autor, era preferible a la misma Biblia.
El sucesor de Russell fue Joseph Frankiin Rutherford, abogado y juez suplente del juzgado de Booville, en Missouri. La actividad y sentido de la organización del nuevo dirigente fueron factores decisivos para el desarrollo de la secta. A partir de Rutherford los Testigos de Jehová se extendieron por todo el mundo, estableciendo una sede central en Brookiyn (Nueva York) desde la cual emanan las instrucciones y el material necesario para el proselitismo.
Debido a su propaganda y manifestaciones contra la participación norteamericana en la I Guerra Mundial, Rutherford y varios de sus colaboradores fueron condenados a nueve meses de prisión. A! salir de la cárcel encontraron a la secta profundamente dividida, y en la Asamblea General , celebrada en 1931 se volvió a reorganizar al grupo, expulsando a muchos de sus afiliados y adoptando oficialmente el conocido nombre de Testigos de Jehová.
Tanto Rutherford como su íntimo colaborador, Hayden Corington, abogado también como su jefe, defendieron y ganaron muchos casos en pro de la libertad religiosa, si bien muchos de estos asuntos eran, en realidad, conflictos con el gobierno, al que sistemáticamente los Testigos de Jehová califican de instrumento de Satanás en todos los países, por entender que usurpa el poder de Dios.
Desde sus inicios esta secta viene haciendo un uso masivo de la literatura para sus fines propagandísticos. Actualmente, y desde su Planta Central de Impresión en Nueva York, salen millones de libros, panfletos y revistas en más de 50 lenguas. De su revista Atalaya se hacen ediciones de hasta 3.800.000, y han editado también su propia versión de la Biblia -muy deficiente- titulándola Traducción del Nuevo Mundo. Como acabamos de señalar, desde un punto de vista lingüístico y literario esta versión de la Biblia es realmente desastrosa, aunque, como es lógico, goza de todas las preferencias entre los Testigos de Jehová.
Esta masa literaria es realmente imprescindible para la intensa labor de captación que caracteriza a este movimiento. El sistema de proselitismo incluye, ante todo, una eficaz labor de visitas domiciliarías, en la que se empieza por dejar (si es posible como venta) una revista o libro de la secta. Algún tiempo después los mismos visitadores vuelven a pasar por el domicilio para constatar el efecto producido por el ejemplar dejado anteriormente, y, si el resultado es positivo, proponen la celebración de un estudio bíblico regular en el mismo hogar. A continuación se extiende invitación para asistir a las reuniones que se celebran los domingos en los locales llamados “Salones del Reino” y en las que se continúa la preparación doctrinal ya iniciada en privado- El paso siguiente es transformar a la nueva persona en un activista más, y, para ello, se le asigna una zona que debe visitar y llenar de propaganda.
El último paso es el bautismo por inmersión, mediante el cual el prosélito se convierte en miembro de la sociedad. Esta afiliación significa, por encima de todo que en adelante se es un “testigo” de Dios el Padre, interpretando de este modo el texto de Isaías 43:10. El nombre de Jehová es la antigua transliteración de la cuatro consonantes YHWH, el llamado tetragrammaton, con el que los hebreos designaban -aunque sin pronunciarlo- a la divinidad. En la actualidad se suele transcribir -fuera de los círculos russellistas- por Yahwéh o simplemente Yavé, más de acuerdo con la realidad filológica. Para los russellistas la divinidad reside únicamente en Dios Padre, pues incluso el propio Jesucristo es un “testigo” del Padre, a pesar de su gran dignidad.
La doctrina de los Testigos de Jehová se puede definir como un sistema de negaciones basado en unos esquemas racionalistas con los que se combaten alguna verdades de la Biblia. La negación fundamental se refiere a la doctrina de la Trinidad. Mediante un sencillo juego lógico los Testigos de Jehová demuestran -siempre a personas de bajo nivel cultural- que de ninguna forma tres pueden ser uno. Se niega que Jesucristo sea Dios, y que el Espíritu Santo tenga personalidad distinta del Padre y del Hijo. Al tener que admitir, sin embargo, la preexistencia de Jesús, por el testimonio de la Biblia , los Testigos de Jehová dicen que ello se debe a que Jesucristo era, en realidad, un espíritu, un arcángel, que en determinado momento se hizo hombre.
La resurrección y la ascención nada tuvieron que ver con el cuerpo que había tenido durante su vida en este mundo, y deben entenderse como realidades puramente espirituales. Respecto a la naturaleza del sacrificio de Cristo, los Testigos de Jehová creen que Jesucristo dio su vida en rescate -o sea, para liberar a los que por el pecado son prisioneros- por los hombres, a excepción de Adán, que pecó voluntariamente. Pero este rescate es válido únicamente para los que quieran beneficiarse de él mediante una búsqueda diligente de la verdad, que -no hace falta decirlo- está en posesión del russellismo. Todos aquellos que no hayan tenido oportunidad de enterarse del plan de salvación en esta vida, recibirán otra oportunidad en el período llamado milenio, durante el cual imperará un estado de cosas muy diferente del actual, debido a la ausencia temporal del pecado.
En el plano escatológico, los Testigos de Jehová también tienen su propia teoría. Según ellos, Cristo regresó invisiblemente a la tierra en 1914, que es también la fecha que marca e] fin del “tiempo de los gentiles” o época en la que los incrédulos tuvieron el dominio, y el principio del “último tiempo”, cuando Cristo, tras vencer a Satanás, será coronado como criatura suprema. En 1918 Cristo entró en el Templo espiritual de Jehová (nótese ahí la influencia adventista) y comenzó a limpiarlo. En aquella fecha hubo una resurrección espiritual de los creyentes muertos hasta entonces, yendo a reunirse con El. Pero todavía queda un residuo de fieles “siervos” de Jehová, como lo ha habido siempre.
Desde la primera venida de Cristo hasta el fin de los tiempos, el número de esos privilegiados es de 144.000, y sólo ellos serán los que heredarán la plenitud celestial. Aquellos que, sin llegar a este estado, han mostrado, sin embargo, una buena actitud hacía los 144.000 y sus enseñanzas, disfrutarán de una resurrección terrenal y de una vida feliz, con paz y prosperidad en este mundo, aunque sin llegar a tener entrada en el cielo, Los que han rechazado la doctrina de los Testigos de Jehová sufrirán e] castigo correspondiente, que consiste -como en la doctrina de los Adventistas-en la aniquilación total del ser. Para el russellista, pues, el infierno es una invención humana. Otra doctrina que claramente muestra la influencia del adventismo sobre el russellismo, aunque llevada a un extremo, es la que concierne al significado y uso de la sangre. Existe un famoso folleto, publicado en 1961 en inglés, titulado Blood, Medicine ana the Law of God (Sangre, Medicina y la Ley de Dios) que explica esta cuestión con todo lo que implica en la vida actual. Basándose en una declaración del Antiguo Testamento, que dice que “la vida está en la sangre”, y en la larga serie de mandamientos y rituales judíos sobre el uso de este elemento, los Testigos de Jehová han llegado a la conclusión de que no sólo es pecado comer la sangre -como lo es para los judíos- sino incluso hacer uso médico de ella, como, por ejemplo, en las transfusiones.
Tan insólita interpretación ha dado ocasión a no pocos dramas, produciéndose hechos similares a los que también se dan, según veremos, en otra secta – la Ciencia Cristiana-que puede llegar a dejar morir a una persona sin asistencia médica por creer que ello contraviene la Ley de Dios.
Otras prácticas extrañas de los Testigos de Jehová son: negarse a saludar a la bandera, por ser un acto de idolatría; negarse a hacer el servicio militar; negarse a prestar juramento ante los tribunales, etc. Debe reconocerse, por todo ello, que la vida social de los miembros de esta secta nada tiene de atractiva, y que, ciertamente, hace falta no poca valentía para arrostrar los muchos inconvenientes que origina su creencia.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
RSS